
La Iluminación Espiritual es uno de los varios grados de conciencia que determinan el nivel evolutivo de los seres a lo largo de todo su camino. Para adquirir este grado de conciencia hay que superar primero la fase de los egos y el karma y realizar un aprendizaje de esas experiencias para adquirir verdadera sabiduría al respecto.
Se puede reconocer la esencia de un ser que ha alcanzado la Iluminación Espiritual porque, solo con su presencia, es capaz de irradiar todas las virtudes de Dios, que forman parte también del Alma. Un ser iluminado actúa en todo momento a través de las virtudes que ha ido despertando en sus experiencias. Si en algunas ocasiones actúa a través del ego, lo hará voluntariamente. Es una virtud de los seres iluminados poner los egos a su servicio en lugar de estar ellos al servicio del ego.
En muchas ocasiones, sobre todo en imágenes relacionadas con la religión, se representa a seres con un halo de luz sobre la cabeza. Este halo de luz no representa la santidad desde un punto de vista religioso, sino la Iluminación Espiritual.
Otra característica muy importante de los seres que han alcanzado la Iluminación es su capacidad para recordar todas sus encarnaciones. Esto se debe a que este estado de conciencia se basa en despertar la energía de todos los espíritus que han encarnado a lo largo del ciclo de encarnaciones. Al hacerlo, se toma conciencia del aprendizaje realizado en todas las encarnaciones, por lo que es más sencillo acceder a los recuerdos de las experiencias de todos los espíritus que han encarnado.
Aquel que ha logrado alcanzar la Iluminación Espiritual no se relaja en su camino, pues sabe que su grado actual es pasajero. Después de esta etapa evolutiva comienza el trabajo para acceder al siguiente grado, el llamado Conciencia Dios. Un grado de evolución que dota al ser que lo ha alcanzado de una mayor sabiduría.